Cómo una ejecutiva de Hollywood encontró la forma para volver a crear
Martina Rua, La Nación Revista
Hace un par de semanas, se llevó a cabo una nueva edición de las charlas TED en Vancouver y hubo una presentación a la que no puedo parar de darle play desde entonces. Sé las razones. Son muchas. Y creo que en mayor o menor medida lo que le pasa a ella nos pasa a todos al trabajar. Al menos, a los que nos gusta nuestro trabajo.
Shonda Rhimes es una de las mujeres más poderosas de la TV norteamericana, es creadora y productora de series [o showrunner, ver nota en Pág. 12] como Grey’s Anatomy y Scandal, entre otras. Ella ama su trabajo, lo ama muchísimo. En su contundente participación en TED le dedica largos minutos a describir lo que significa para ella su tarea. Describe la sensación física y espiritual que experimenta al escribir y al crear como algo electrizante, que vibra, como una luz, una música, como un suspiro de Dios en la oreja.
Pero un día, cuenta, esa manera tan visceral de sentir se apagó. El exceso de trabajo, proyectos, problemas hizo que la emoción cesara y la dejara en silencio, preguntándose no sólo qué hacer, sino: “¿Quién soy sin todo eso?” A partir de esa experiencia, Rhimes se obligó a decir sí a todas las cosas que le daban miedo por un año entero, proyecto que luego volcó en su libro El año del sí. Allí cuenta cómo aceptar situaciones -como hablar en público o actuar- le demostraron que el miedo desaparecía al enfrentarlas. Pero lo que en sus palabras “salvó su carrera y a ella” fue decir que sí cada vez que sus hijas le preguntaban: “Mami, ¿querés jugar?”. Fue cuando empezó a compartir tiempo de juego ininterrumpido con sus niñas que esa vibración que tanto añoraba comenzó a volver.
Vale la pena que vean la charla, son 18 minutos de una poderosa oradora que sabe cómo hacer para que saltes de la silla con ganas de conquistar el mundo, bueno, al menos tu mundo. El poder del juego como impulsor de la productividad está altamente testeado y apoyado por cientos de papers.
Las empresas lo saben y lo intentan. Interesante es la mirada de Tim Brown, CEO de la empresa de diseño global IDEO, que en su charla TED habla de un estado de juego más que de un juego en particular. Para Brown impulsar una oficina donde la gente se sienta segura y a gusto para jugar sin ser juzgada le permite tomar más riesgos creativos. Sobre el juego en casa con los hijos, Shonda desmiente que haya que “hipotecar” todo el tiempo, los niños buscan calidad y no cantidad de juegos compartidos. Aunque sean 15 minutos, pero de dedicación exclusiva y comprometida.
Según estudios del National Institute for Play procurar un ambiente tendiente al juego no sólo atrae a talento joven, sino que aumenta la creatividad y productividad de personas de todas las edades. El juego, además, baja los niveles de estrés, promueve el optimismo e incrementa la motivación para mejorar, al mismo tiempo que aumenta la concentración y la perseverancia. Existe también evidencia de que genera nuevas conexiones neuronales que llevan a más creatividad que de otro modo no se podría haber generado.
Además, cuando estás muy comprometido con el juego, se pierden algunas barreras psicológicas y se para de censurar o editar pensamientos. Esto hace que la creatividad fluya mucho más libremente. Rhimes lo resume así: “El trabajo no funciona sin el juego. Lleva su tiempo, pero luego de unos meses las compuertas se abren y me encuentro parada en mi oficina rodeada de una melodía no familiar que me envuelve y me llena de ideas. Cuanto más juego, mi mente se vuelve más libre. Cuanto más juego, mejor trabajo. Cuanto más juego, más siento mi vibración interior. ¿Querés jugar?”